Mi experiencia canalizando para otras personas



Cuando yo empecé a canalizar para otras personas llevaba tiempo canalizando para mí misma. Había aprendido a fluir y a dejar que la canalización sucediera, pero a veces me topaba con la duda: ¿será él o seré yo quien habla? 

Por suerte, la práctica y la confianza fueron despejando el camino y tuve que rendirme finalmente a la evidencia de que lo que canalizaba era real, y de que, además, estaba resultando de gran ayuda. Al aplicar sus consejos, mi vida empezó a cambiar para mejor, para mucho mejor. 

Pero luego llegó el reto de canalizar mensajes para otros… Y entonces, aquella duda regresó: ¿Y si me equivoco?, ¿y si lo que les digo no les resuena? 

La respuesta de mis guías surgió con rapidez: 

¿Vas a detenerte por miedo?

No, por supuesto que no. Ya había aprendido que el miedo era el gran limitante, el que me había mantenido presa de la inacción y la desesperanza durante demasiados años. 

Así que me lancé, me aventuré a canalizar para otros y descubrí que me encantaba. La facilidad con la que llegaba la información, la fuerza, la ayuda que ofrecía a los demás, la satisfacción, cuando abría los ojos y ellos me lo agradecían, emocionados. Era real que estaba canalizando, absolutamente real, pero no habría podido descubrirlo si no lo hubiera probado. Sí, canalizar para otras personas me ayudó enormemente a seguir confiando en mis capacidades; pero, para llegar a ese punto, tuve que pasar a través de la duda. 

Al canalizar para otros no puedes permitirte dudar. A menos, por supuesto, que esa duda surja del discernimiento, la facultad que todos tenemos de percibir que algo no está en su sitio, lo que comúnmente llamamos “me chirría”. Una canalización chirría cuando la energía o las palabras que la acompañan no son del todo elevadas, transmiten miedo, exigencia o culpa, porque eso nunca lo transmitiría un guía. Esa duda ayuda a la pureza del mensaje. La otra lo complica. 

¿Y qué hay que hacer para no dudar? 

Tomar la decisión consciente de confiar a pesar de la duda, de permitir que la canalización suceda, llenándonos de la máxima humildad a la hora de transmitir el mensaje, pero sin dejar que esa humildad se convierta en inseguridad. 

En realidad, canalizar es mucho más fácil de lo que parece. Solo hace falta creer que puedes. Todos podemos, esa es la verdad, aunque nunca nos lo hayamos planteado. Nacemos con unas capacidades infinitas, solo tenemos que desarrollarlas.

Podemos escuchar lo que nuestros guías quieren decirnos. Cuando lo hacemos nuestras vidas mejoran. Podemos transmitir información a otras personas, si lo deseamos. Es una maravillosa manera de ayudar a los demás, algo muy gratificante. Solo tenemos que tomar la decisión de abrirnos a esa posibilidad y confiar. Confiar todo el tiempo, seguir confiando a pesar de la duda. Confiar para canalizar y confiar para poner en práctica lo que los guías nos sugieren. Entonces, las puertas del mundo sutil se abrirán para nosotros, y nos daremos cuenta de que aquella duda no tenía sentido.  

Alicia Sánchez Montalbán

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Podemos predecir el futuro?

Confiar para avanzar

Conectar con guías espirituales