Mi experiencia canalizando para otras personas
Cuando yo empecé a canalizar para otras personas llevaba tiempo canalizando para mí misma. Había aprendido a fluir y a dejar que la canalización sucediera, pero a veces me topaba con la duda: ¿será él o seré yo quien habla? Por suerte, la práctica y la confianza fueron despejando el camino y tuve que rendirme finalmente a la evidencia de que lo que canalizaba era real, y de que, además, estaba resultando de gran ayuda. Al aplicar sus consejos, mi vida empezó a cambiar para mejor, para mucho mejor. Pero luego llegó el reto de canalizar mensajes para otros… Y entonces, aquella duda regresó: ¿Y si me equivoco?, ¿y si lo que les digo no les resuena? La respuesta de mis guías surgió con rapidez: ¿Vas a detenerte por miedo? No, por supuesto que no. Ya había aprendido que el miedo era el gran limitante, el que me había mantenido presa de la inacción y la desesperanza durante demasiados años. Así que me lancé, me aventuré a cana...